Discriminar es dar un trato desigual. Racismo, es hacerlo por motivos étnicos. ¿Lo viviste en la infancia? Niñas, niños y adolescentes no nacen conociendo el constructo de la discriminación, está en nuestras manos, como adultos, evitar que se siga pasando entre generaciones. ?Todas y todos tenemos derecho a la igualdad, especialmente, los niños. Aún cuando, seguramente, todos estamos de acuerdo con estos derechos, un reciente reporte del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Consulta Infantil Juvenil 2021 realizada por el Instituto Nacional Electoral (INE), nos muestran que, la discriminación contra la niñez, continúa muy extendida en México y el mundo.
En este estudio, para el 67 por ciento de más de 407 mil encuestados a nivel mundial, era frecuente la discriminación en su entorno, sobre todo, por su país de origen, edad e identidad de género. En México, más de la mitad de infantes, entre tres y nueve años, mencionaron haber sentido un trato diferente por su edad, peso, estatura, color de piel y religión. Manuel, de cinco años, tiene una hermana mayor, los dos están al pie de la cama de sus padres viendo la televisión y el papá, llama a María, para que se suba a ver el programa. El hermano se quiere subir y los padres le responden, no, tú no, solo María que es la preferida. ?En este caso, aún cuando papá y mamá, lo consideran una broma, están dando un trato desigual; el favoritismo en el interior de grupos genera discriminación. ¿Será un chiste inocente? Tal vez, pero en la mente del niño, se va generando un rechazo.
¿Qué efectos tiene sobre la infancia? Casi la mitad de la niñez encuestada, indicó que la discriminación había tenido consecuencias negativas en su vida. Existen estudios que comprueban efectos adversos en la salud física y mental, como fatiga, dolores de cabeza, aumento en la presión arterial, ansiedad y depresión. También, puede reducir las oportunidades para las víctimas. En grupos excluidos, por ejemplo, el acceso a servicios básicos es más reducido, repercutiendo en su condición de salud, nutricional y rendimiento escolar. Estos niños tienen mayor posibilidad de caer en la cárcel, embarazos en adolescencia y, cuando adultos, de ingresos económicos más bajos y menores oportunidades de empleo.
¿Qué debemos hacer?
- Empecemos con nosotros, antes que con ellos. Hagamos un ejercicio serio de reflexión, de cuáles son nuestras ideas preconcebidas y socializadas. ¿Es correcto llamar con sobrenombres a la trabajadora del hogar? ¿a nuestros hijos? Llamemos a las personas por su nombre, no chaparrito, gordita;
- Eduquémonos y eduquemos con respecto a la diversidad, el derecho a la inclusión y la protección y defensa de los derechos humanos. Estudiar la Declaración Universal de Derechos Humanos es un buen paso;
- Responsabilidad y vinculación efectiva entre gobierno, legislativo y sociedad civil, incluyendo medios de comunicación, para informar y sensibilizar.
Todos humanos, todos iguales. Detengamos ya esta barbaridad. ¿Qué opinas?