El nombre #AlertaAmber proviene de una víctima fatal que ha ayudado a salvar vidas. La pequeña Amber Rene Hagerman, secuestrada y asesinada en 1996, en Texas, EU, inspiró la creación de la alerta.
Hace algunos años experimenté, en carne propia, la negativa de las autoridades para activar una Alerta Amber, aún cuando se reunían todos los requisitos para desatar la búsqueda masiva de una menor. En ese tiempo me encontraba directamente involucrado en la lucha contra la trata de personas: conocía gente, el tema, los requerimientos, y ni siquiera así logramos que se activara. El desenlace del secuestro fue positivo. La valiente adolescente, conociendo del tema y sabiendo que no tendría oportunidad, luchando por su vida logró escapar de sus captores y encontrar protección con un policía municipal que pasaba por el sitio. Meses después hablaron a la madre para disculparse por no haber activado el sistema de búsqueda.
En 1996, una historia similar, pero con desenlace trágico: la pequeña Amber, de 9 años, paseando en bicicleta por su vecindario en Arlington, Texas, fue secuestrada. Cuatro días después, fue hallado su cuerpo sin vida en un canal de desagüe. Los primeros dos días estuvo con vida. Este caso, como ahora el de Fátima, de 7 años, estremeció al país entero, lo que impulsó en EU la creación de leyes para la protección de menores, como el Registro Nacional de Delincuentes Sexuales (1996) y el establecimiento del Sistema Amber (2003). AMBER, acrónimo que representa America’s Missing: Broadcasting Emergency Response (Desaparecidos en América: Difundiendo una Respuesta de Emergencia), y el objetivo es transmitir de manera inmediata, en todos los medios de comunicación posibles, la alerta a la población, para que todos y todas nos pongamos en modo de búsqueda, auxiliando a recuperar a la niña, niño o adolescente y, en su caso, poder exigir a la autoridad nos demuestre cómo se está llevando a cabo la búsqueda; el tiempo de respuesta es fundamental y puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte.
En cada país que ha adoptado este sistema, los elementos para su activación varían un poco. En México, con datos de Alerta Amber Federal, se requiere que sea un o una menor de 18 años, que se encuentre en riesgo inminente de sufrir un daño grave a su integridad, y que exista información suficiente de la víctima.
Con el último punto quiero llamar la atención, sin ánimo de fatalismo, pero sí de prevención: integremos, de nosotros y nuestros familiares, sobre todo menores de edad, un banco de información actualizado y suficiente, simplemente registrando en una hoja o en un archivo electrónico y guardando en un fólder, los datos personales como nombre, fecha de nacimiento, características físicas, señas particulares, padecimientos, discapacidades, fotografías recientes, así como alguna una muestra de ADN (10 a 20 cabellos de la cabeza con folículo; frotar un hisopo contra la parte interior de la mejilla y lengua, dejando secar).
El caso de Amber, como ahora el de Fátima, despierta la consciencia y necesidad de revisar los protocolos de activación. Sabemos que la autoridad se encontrará a la altura de esta necesidad, para que la respuesta sea eficaz, así como la colaboración de todas y todos nosotros.
POR JOSÉ LUIS AYOUB
Publicado originalmente en: https://heraldodemexico.com.mx/opinion/2020/2/29/alerta-fatima-156436.html