La problemática en materia delictiva también se traslada a las redes sociales, una herramienta digital con dos caras.
Considero dos temas de relevancia nacional, las redes sociales y la revocación de mandato, misma que se llevará a cabo este 10 de abril, como primer ejercicio de esta clase, en toda nuestra historia democrática.
En esta ocasión, ganaron el turno las redes sociales, sus bondades y peligros -especialmente vinculados con la trata de personas-, tomando en consideración que con la revocación nos encontramos inmersos, desde el 4 de febrero, en una prohibición constitucional, donde sólo las autoridades electorales están facultadas para promover la participación ciudadana.
A mi edad, -diría mi padre- y, contra todo pronóstico millenial, a penas la semana pasada activé mis cuentas públicas de Facebook, Instagram y Linkedin.
Me han dicho que debo estar como niño con juguete nuevo y, en efecto, ha sido una experiencia increíble, pero también, siendo nuevo en esto y, al estar adentrándome en la materia, me he percatado de los riesgos asociados.
No sugiero que para ingresar a este mundo debamos hacer un análisis filosófico de sus funcionalidades, sino simplemente comprender que, en principio, existe una despersonalización y, difícilmente podemos saber, con exactitud, quién se encuentra detrás de la pantalla.
Veamos. Gratas sorpresas me he llevado “reconectando” con familiares, amigos y alguna que otra crush de mis primeros años, amén de que también se está convirtiendo en un medio más para transmitir opiniones e información en el campo que me interesa de los derechos humanos.
Pero, por otro lado y, al tener mis cuentas abiertas y aceptar todas las solicitudes de amistad, me he podido dar cuenta de las amenazas que pueden estar acechando, fraudes, engaños, así como enganches para la trata de personas. Los perpetradores cuentan con información personal sensible de sus víctimas, rutinas, así como la posibilidad inmediata de entrar en contacto directo.
En el reporte Trata de Personas, México 2019-2020, de un análisis de más de 4 mil 500 incidencias, el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX, informó que durante ese periodo, los delincuentes utilizaron las redes sociales como medio para atraer a personas vulnerables, en un 22 por ciento de los casos.
Asimismo, el enamoramiento, cara a cara, descendió al segundo sitio como medio más utilizado con un 29 por ciento de los casos, presentándose la oferta de empleo engañosa en redes, como el primer lugar, con un 47 por ciento de las ocurrencias. Las redes sociales existen y los criminales las están utilizando.
Benditas redes sociales, no debemos satanizarlas, no obstante, resulta fundamental para mitigar el riesgo de exposición al delito, que las plataformas implementen controles efectivos para verificar identidades, que exista coordinación con las autoridades para denunciar y, sobre todo, que mantengamos comunicación con nuestras niñas, niños y adolescentes para que estén atentos. Aunque los adultos tampoco estamos exentos. ¡Mucho ojo!