¿Qué se puede hacer con la mayoría en la cámara?

En nuestro país el Poder Ejecutivo generalmente ha contado con un mayor peso específico, lleva las riendas del país, lo que permite que dirija de acuerdo con los principios de su partido

Cualquier tipo de mayoría en la Cámara de Diputados hace la diferencia para continuar con un proyecto político. Unas mayorías ayudan más que otras, pero todas son fundamentales. Para mantener un equilibrio de fuerzas, la Constitución establece una división de poderes entre el ejecutivo, legislativo y judicial. En teoría, deben ser independientes, el legislativo crea leyes y el ejecutivo las pone en marcha, el judicial imparte justicia y resuelve controversias entre ellos.

No obstante, en nuestro país el Poder Ejecutivo generalmente ha contado con un mayor peso específico, lleva las riendas del país, lo que permite que dirija de acuerdo con los principios de su partido, ya sean de izquierda, de centro o de derecha; y, para que el proyecto avance, las leyes que emita el legislativo deben ser acordes a éste.
Por ello, en ocasiones, la línea divisoria entre el Ejecutivo y el Legislativo se puede ver desdibujada, de ahí la relevancia de la mayoría en las Cámaras. Si en la Cámara de Diputados, que es la que nos interesa —por su inminente renovación—, existe mayoría de legisladores afines, el proyecto transitará de forma más sencilla y rápida.
Existen tres tipos de mayoría para tomar decisiones o modificar o aprobar leyes. 1. Mayoría simple: La suma de los votos que constituyen la cantidad superior frente a otras opciones; 2. Mayoría absoluta: La mitad más uno de los votos; y, 3. Mayoría calificada: Las dos terceras partes de los votos presentes; esta última permite ampliar el consenso cuando se trata de asuntos trascendentales.La Cámara baja se compone de 500 diputados, 300 votados en sus distritos y 200 plurinominales asignados de acuerdo con el porcentaje de votos recibidos en la elección; ningún partido puede contar con más de 300 por ambos principios.

De esta forma, la mayoría más importante para impulsar un proyecto, es la calificada —dos terceras partes de los votos presentes en sesión— y, como no se puede tener más de 300, entran en juego los partidos coaligados, lo que permite decidir sobre los asuntos más relevantes, como las reformas a la Constitución y sus organismos autónomos (INAI, INE, IFT, CONEVAL), nombramiento de Presidente interino, Consejeros Electorales, Secretario General y Mesa Directiva de la Cámara, formar nuevos estados y reformar su Reglamento Interno; y, en consecuencia, se tendría también, la simple y la absoluta, cuando así se requiera.

Ahora, amén de contar con la facultad de cambiar la Constitución, la mayoría absoluta —con 251 legisladores—, también otorga un poder importante.Si bien, el Reglamento de la Cámara de Diputados establece que, por regla general, las votaciones se verificarán por mayoría simple, salvo los casos en que la Constitución u otras disposiciones establezcan una votación diferente, la creación o reforma de leyes secundarias, en algún momento de su proceso, requiere de la mayoría absoluta, entre ellas, aprobar el presupuesto de egresos, nombramientos en las Comisiones, remuneración de servidores públicos, propuestas fiscales, así como desechar proyectos sometidos al Pleno de las Cámaras.Mayoría calificada para cambiar la Constitución y, absoluta, para hacerlo con todas las demás leyes que nos rigen, incluido el presupuesto de egresos.

Entonces, el umbral a vencer en estas elecciones intermedias, más que alcanzar la calificada o la absoluta, es el abstencionismo. Sin duda, unas elecciones atípicas e históricas, donde nuestro lugar está en las urnas. ¡Todos los votos cuentan!