Feminicidios en México: El culpable es el hombre, la mujer es la víctima

La marcha del 8M no debe ser tema de discusión ni el recuento de los “destrozos”, sino centrarse en las miles de mujeres que alzan la voz para que dejen de matarlas.

No se trata de las mujeres, se trata de los hombres que violentan y de cómo la sociedad define y ha construido el concepto de género. No nacemos con esa concepción, en realidad, la diseñamos, la enseñamos, normalizamos y es lo que las está matando.

El centro de atención no debe estar en ellas, de si iban vestidas inapropiadamente o si tenían tatuajes, sino en la rabia, trastorno o mala educación de constructo, que el hombre y la sociedad llevan dentro de su cabeza.

Cuando conocemos casos de violencia de género, siempre es más fácil, utilizando la concepción imperante -entre azul y rosa-, culpar a ella y no aceptar que el perpetrador es el hombre. No hemos logrado hacernos responsables.

En un reciente caso de denuncia de agresión sexual, platicando con un conocido, al comentar el tema, su respuesta inmediata fue: ¿mmm?, ¡pero la fama siempre atrae! y me enfurecí: ¡No hemos entendido nada! No se trata de la menor de edad, sino del hombre que considera que está bien mantener una relación “amorosa” con una niña.

El foco de atención no debe estar en la mujer y en lo que hace, sino en los malhechores que violentan, lastiman y asesinan. ¿Por qué está sucediendo? ¿Qué los está motivando? ¿Cómo podemos detener esta pandemia histórica?

En la marcha del #8M, considerando que escribo de ello, se iniciaron pláticas sobre las acciones de la mujer en la misma y, un común denominador fue centrarse en las pintas, vidrios quebrados y “ultrajes” a los monumentos. Es más fácil decir que son vándalas a reflexionar y aceptar por qué se están manifestando.

Mi respuesta siempre ha sido la misma -sujeta a cambio y corrección-, no se trata de las pintarrajeadas, no se trata de eso, se trata de todos nosotros que no estamos escuchando, que no estamos haciendo nada, se trata del por qué y no del cómo.

Seguramente las mujeres que asistieron, prefieren estar en su oficina, trabajando, divirtiéndose, en familia o descansando tranquilamente, más que salir a exponerse a agresiones y gases lacrimógenos. No imagino a una mujer que se levante por la mañana y piense: ¿hoy qué monumento voy a destrozar? No, las están matando y algo se debe hacer.

Estoy convencido de que si las mujeres encontraran justicia, políticas públicas focalizadas, refugios, planes de educación y que los casos de agresiones, homicidios y feminicidios disminuyeran, no habría ninguna necesidad de salir a la calle a arriesgarse para ser escuchadas.

¡No es vandalismo, es un grito desesperado por sus vidas!

De 2015 a 2021 se perpetraron 5,522 feminicidios y 17,625 homicidios dolosos, es decir, 275 mujeres fueron asesinadas, cada mes, en los últimos siete años. Sólo este mes de enero, con datos del Secretariado Ejecutivo, 292 de ellas formaron parte de la terrible estadística por estos delitos. ¿No será suficiente motivo para manifestarse y unirnos? ¿Usted qué opina?